La presión de formar una familia puede ser enorme, y la idea de no poder tener niños puede hacer que muchas personas sientan que han fallado. Nos pusimos en contacto con prestigiosos psicólogos que trabajan con parejas que tienen problemas de fertilidad para entender cuáles son las estrategias que realmente funcionan para hacer frente a esta situación.
Reconoce que un problema de fertilidad implica una crisis. Un problema de fertilidad puede ser uno de los desafíos más difíciles con los que te llegues a enfrentar. Reconocer el problema es la clave para enfrentarlo, dice Kate Marosek, quien asesora a parejas con complicaciones de fertilidad en Washington, D.C. desde hace más de diez años.
“Es normal tener una tremenda sensación de pérdida o sentirse estresada, triste o abrumada”, dice Marosek. “No te castigues por sentirte de esta manera”. Hacer frente a tus emociones y aceptarlas puede ayudarte a superarlas.
No te culpes a ti misma. Resiste la tentación de enojarte contigo misma o de escuchar la pequeña voz en tu cabeza que te dice: “No debería haber esperado; esto me pasa por haber abortado; debería haber adelgazado más o haber cuidado más mi salud; no debería haber dado por hecho que tendría niños cuando quisiera”, o cualquier otro pensamiento negativo que puedas tener.
La gente puede verse atrapada en un círculo de pensamientos negativos que sólo sirven para empeorar las cosas, comenta Yakov M. Epstein, psicólogo de la Rutgers University y coautor de Getting Pregnant When You Thought You Couldn’t (Quedar embarazada cuando pensabas que no podías): “En lugar de culparte de una y mil cosas, mira hacia delante y piensa en cómo van a manejar la situación.”
Si comienzas a sentir cosas tales como “debería haber hecho esto” o “podría haber hecho aquello”, recuerda que el problema de fertilidad que tienes no es culpa tuya. Incluso si pudiste haber tomado decisiones diferentes, eso ya quedó atrás. Concéntrate ahora en tu futuro.
Trabaja en equipo con tu pareja. Ambos deben ayudarse mutuamente durante este tiempo (y no echarse nunca la culpa por las dificultades para poder concebir).
Esto no significa que ambos deban necesariamente sentir lo mismo, al mismo tiempo. (Precisamente el hecho de que cada uno vive esta situación y la expresa de forma distinta suele ser una de las dificultades más comunes para las parejas con problemas de fertilidad.) Significa que debes prestar atención a la situación que está atravesando tu pareja. “Si se están cuidando emocionalmente el uno al otro, podrán luchar juntos contra el problema”, dice Marosek.
Trabajen juntos para encontrar maneras prácticas de compartir la carga. Si están haciendo un tratamiento, tu pareja puede hacerse cargo de los papeles del seguro. O si necesita terapia inyectada, tú puedes ponerle las inyecciones.
Infórmate. Lee todo lo que puedas acerca de los problemas de fertilidad, pregúntale tus dudas al médico y conversa con otras parejas que estén en tu misma situación.
Mantenerse informado es especialmente importante cuando estás haciendo frente a un problema de fertilidad porque las tecnologías que hay detrás de los tratamientos son complicadas y cambian rápidamente. “Tienes que entender qué está sucediendo desde el punto de vista médico”, explica Epstein, “o no estarás en condiciones de tomar decisiones bien fundadas”.
Consulta nuestra guía de recursos donde podrás acceder a un listado de libros, sitios web y organizaciones que podrán serte de utilidad.
Fija límites acerca de cuánto tiempo estás dispuesta a intentar quedar embarazada. Algunas parejas deciden desde un principio que no tomarán medidas extremas para tener un bebé. Otras invierten años y miles de dólares agotando todas las opciones de tratamiento.
Nadie puede decirte cuándo debes dejar de intentar concebir: esa es una decisión que necesitas tomar con tu pareja y tu médico. Sin embargo, sentirás que tienes más control sobre tu vida si comienzas a pensar con anticipación hasta dónde estás dispuesta a llegar para quedar embarazada.
Comienza por analizar qué posibilidades tienes desde el punto de vista médico de quedar embarazada, decidir qué tratamientos no estás dispuesta a intentar y plantearte cuál es tu meta final.
Decide cuánto estás dispuesta a pagar. El precio de una fecundación in vitro (FIV) en los Estados Unidos está alrededor de los $12.400 por ciclo. Por eso es lógico que muchas parejas se sientan ansiosas y preocupadas por el costo económico de los tratamientos, especialmente porque las mujeres necesitan en general pasar por varios ciclos antes de quedar embarazadas.
Para combatir la ansiedad causada por los altos costos del tratamiento, siéntate con tu pareja y preparen un plan financiero. Comiencen con el seguro: analicen qué cubre exactamente y qué no cubre. Si cubre parte o todos los tratamientos, decidan quién de ustedes llevará el control de la documentación y negociará con la compañía de seguros.
Luego analicen todos sus recursos y determinen cuánto pueden gastar y en qué tratamientos. “Siempre hay que tener un plan B”, dice Alice Domar, psicóloga y profesora adjunta de obstetricia, ginecología y biología reproductiva en la Facultad de Medicina de la Universidad de Harvard, quien se especializa en ayudar a parejas con problemas de fertilidad. “Porque nada, especialmente en lo referente a problemas de fertilidad, es 100% seguro”.
Busca el apoyo de profesionales y otras parejas con problemas de fertilidad. La sociedad no suele reconocer el dolor que causa la infertilidad, motivo por el cual las personas que no pueden tener hijos tienden a ocultar su sufrimiento, lo que sólo sirve para aumentar los sentimientos de vergüenza y aislamiento.
“Vincularte con otra gente que esté pasando por lo mismo puede ayudarte a que te des cuenta de que los problemas de fertilidad abundan y que tu decepción es comprensible”, dice Linda Klempner, psicóloga clínica y especialista en salud mental en Women’s Health Counseling and Psychotherapy (Asesoramiento en salud y psicoterapia para la mujer), Teaneck, Nueva Jersey.
Establece contactos con otras parejas a través de nuestro foro Buscando un bebé.
Di simplemente no a las actividades que giran en torno a bebés. Cuando ciertas reuniones o fiestas te resulten demasiado dolorosas, por ejemplo, si te invitan a un baby shower, quizás debes considerar no asistir o, por lo menos, permitirte llorar tanto como te haga falta después de asistir. Protégete a ti misma mientras haces el tratamiento.
Para evitar herir susceptibilidades, podrías enviar un regalo. Puedes elegir libros para niños o un cupón de regalo en línea, y de esta manera te ahorrarás un viaje problemático a la jueguetería o a la tienda de ropita de bebés.
Intenta un equilibrio entre el optimismo y el realismo. “Es necesario que seas optimista para poder hacer un tratamiento”, dice Epstein, “pero si te haces demasiadas ilusiones y si tus esperanzas no son realistas, puedes sufrir una enorme decepción”. Si te mantienes al día respecto a la tecnología y a tu diagnóstico, podrás estar bien informada acerca de cuáles son las posibilidades de éxito con cada tratamiento.
La cantidad de tecnologías médicas disponibles hoy en día hace que muchas parejas sigan intentando concebir mes tras mes, y año tras año. Pero alrededor de un tercio de las parejas tratadas por problemas de fertilidad no logran tener un hijo biológico, y por lo general deben aceptar esa realidad para poder seguir adelante con sus vidas. Ser realista puede ayudarte a tomar decisiones a medida que atraviesas el campo minado de emociones que crea el tratamiento.
Cuídate buscando nuevos intereses. Hacer un tratamiento de fertilidad puede parecerse a un trabajo de jornada completa, o al menos de media jornada. Por eso es importante que continúes disfrutando de algunas de las actividades o pasatiempos que te gusten.
“No será fácil” dice Marosek, “especialmente si te estás haciendo por ejemplo análisis de sangre día por medio, pero trata de buscar maneras de cuidarte”.
Puedes salir a dar paseos al aire libre, escuchar tu música favorita, apuntarte a una clase de baile o mimarte con una manicura. Busca cualquier cosa que te ayude a no estar tan pendiente del tratamiento de fertilidad.
Y recuerda que la risa es una de las mejores curas. Mira una película cómica, ve a un espectáculo cómico y vuelve a leer tu novela cómica favorita
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