En verano, todo el mundo espera esas vacaciones ansiadas. Probablemente, pienses en destinar ese tiempo en descansar, recuperar esas horas de sueño, cumplir con esa lista de libros o películas pendientes… En definitiva, buscas disfrutar de la calma y poder recargar las pilas; sin embargo, ¿qué pasa cuando estos momentos de calma se convierte en un estrés continuo? Es probable que te sientas incapaz de disfrutar y descansar durante este periodo.
Los expertos afirman que los primeros días es normal sentirse extraño y casi incómodo. Debido al cambio de horario y de ritmo, el organismo tarda un tiempo en acostumbrarse. Sin embargo, algunas personas no consiguen desconectar del todo o no se adaptan a esa sensación de aburrimiento, de “no tener que hacer nada”. Esto se llama síndrome de estrés vacacional; consiste en una sensación de estrés constante que imposibilita descansar de verdad a la persona que lo sufre y puede generar problemas importantes tanto a corto y a largo plazo, porque repercutirá en tu ritmo después de las vacaciones.
Factores
La familia y el trabajo son los dos principales factores que causan el estrés vacacional, bien sea por estar más tiempo de lo normal con tu familia, o bien por estar alejados del trabajo sin poder controlarlo todo.
Por un lado, durante las vacaciones, el tiempo libre aumenta y esto conlleva pasar más tiempo en familia. Las vacaciones familiares sirven para recuperar el tiempo perdido con tus hijos o para visitar a esos familiares que viven en otras ciudades. Sin embargo, si bien es cierto que son momentos de disfrute, también aparecen los conflictos, es inevitable. Sobre todo, para las personas que viven solas o que no pasan mucho tiempo con su familia por temas de trabajo. Esto conlleva a que se encuentren en situaciones donde no saben cómo actuar.
Aunque el objetivo de las vacaciones sea desconectar de todo, muchas personas no se pueden olvidar de aquello que no han terminado o que han dejado pendiente en la mesa del trabajo. Esta sensación de descontrol suele estar relacionada con un perfil de personalidad concreto: suelen sufrirlo personas hiperexigentes que se sienten necesarias en su trabajo. Generalmente, corresponde con aquellas que pasan largas jornadas laborales en cargos de elevada responsabilidad. Para ellos, es inevitable no estar mirando el móvil con frecuencia o dar por sentado que el ordenador va en la maleta.
Síntomas
Los síntomas son los mismos que en cualquier situación de estrés y ansiedad.
- Dificultad de concentración y de atención
- Problemas para descansar. El insomnio es un síntoma en la mayoría de las personas que sufre estrés. La incapacidad para dormirse genera una falta de sueño al día siguiente y una sensación de cansancio.
- Falta de apetito o aumento de ingesta de tabaco o de sustancias alcohólicas.
- Sentimiento de tristeza y desmotivación. Las personas se sientes irritables y sin ganas de hacer nada. No disfrutan de ese periodo tan esperado porque no son capaces de desconectar.
- Pensamientos intrusivos como “debería estar haciendo más cosas” o “ojalá me hubiera podido ir a x sitio” o tan solo la idea de “¿qué tal les irá en el trabajo?”
Consejos
¿Y qué podemos hacer para gestionar mejor esta inestabilidad emocional?
Abandona la autoexigencia
Simplemente por estar de vacaciones no significa que tengas que hacer infinitas cosas. Planea aquellas actividades que tengas pensado realizar, pero no planifiques hasta el último detalle. Al mismo tiempo, no te hagas una lista infinita de “cosas que hacer estas vacaciones” porque al final no disfrutarás de ninguna. Nosotros te recomendamos que te lo tomes con tranquilidad, con la única pretensión de disfrutar aquellos momentos de relax. Recuerda que no es tiempo de ponerte mayor presión.
Aprende a convivir en familia y en pareja.
Como ya hemos comentado, las vacaciones son un momento de convivencia, y esto ocasiona mayores conflictos. Por ello, es importante aprender a comunicarse, y saber y comprender lo que cada miembro de la familia quiere. Piensa que esos días son momentos de calma, de respirar y de crear bonitos recuerdos. Recuerda no olvidar tus necesidades frente a la familia y, también, que esta tendrá las suyas propias. Si lo necesitáis, daros espacio.
Aléjate del ámbito laboral
Desconexión total. Tanto para tu trabajo posterior, como para tu salud mental, esos días son necesarios para que vuelvas con las pilas cargadas. Aunque pienses que es imposible, vete poco a poco haciendo actividades que te apasionan o que tenías pendiente.
Ejercita mente y cuerpo
Las vacaciones son la oportunidad para recuperar esos hábitos que tanto te gustan. Lee todos esos libros que se te acumulan en la mesilla. Además de salir a practicar actividades deportivas como senderismo, ir a la piscina, sesiones de yoga, etc.
Tomate con calma la vuelta al trabajo
Aunque hoy hemos hablado sobre el estrés vacacional, no se nos olvida la temida vuelta a la rutina. Porque, aunque no hayas disfrutado todo lo que quisieras de tus vacaciones, el primer día de rutina te acordarás de ella. Por ello, para combatir este estrés posvacacional, tómatelo con calma y dedica un tiempo a planificar tus tareas.
Si sientes que no puedes controlarlo tú solo, los especialistas estamos para echarte una mano. No dudes en consultarnos sobre nuestras terapias para combatir el estrés.
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